A cada vuelta que daba le caía un año de los hombros. Pronto se encontró como si tuviese veinte, cuando en aquella misma sala bailaba con Stella, cuando ignoraba todavía lo que eran las desilusiones, el tedio y todo lo demás. Por un instante aquella noche la muerte fue de nuevo a sus ojos «cosa de los demás»
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Enviada por Olga hace 8 años
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