Las palabras de los mayores entran en el oído de los mayores, pero se quedan flotando en el aire de una habitación hasta mezclarse con la luz en la memoria de los niños. Las palabras, los nombres, las historias de familia, los olores del desayuno que se ha preparado en la cocina. Los ruidos de la calle forman parte del suelo sobre el que se aprende a andar.
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Enviada por Olga hace 8 años
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