Las interjecciones normalmente obedecen a impulsos elementales del hablante; reciben el nombre de propias (sólo forman parte de construcciones interjectivas, «¡bah!») o impropias (constituidas por elementos no exclusivamente interjectivos, «¡cojones!») y varían según diferentes parámetros.
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Enviada por Ursus hace 9 años
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