Pero las gentes, en su mayoría renuncian; se limitan a ser curiosas, dóciles, inquietas por la opinión, imitadoras, rebaño. El ingobernable, el indomable artista, sería pues como un centro de reunión y de resistencia; otra especie extraña de rey que no quiere reinar. Un hombre roca, al que no es posible persuadir, al que es preciso rodear, como a un monumento, que obstruye.
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Enviada por Olga hace 8 años
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