El oír humano es singularmente selectivo. Inconscientemente se rechazan los ruidos parásitos, las palabras y todo aquello que estorba cierta polaridad personal de escucha. Llevando las cosas al extremo, puede decirse que no percibimos conscientemente más que lo que nos gusta, o aquello que según nosotros nos afecta. Y eliminamos inmediatamente, sin ni siquiera caer en la cuenta de ello, todo lo que estorba a cierta búsqueda interior, a una coherencia de nosotros mismos.
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Enviada por Zacarias hace 9 años
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