Pero esto no implica que no podamos o no debamos confiar en nuestro propio pensamiento. Por el contrario: nuestro propio pensamiento es la mejor herramienta que tenemos para encontrar nuestro camino en este mundo. Reconocer sus limitaciones no implica que no sea fiable. Si en su lugar confiamos en "la tradición" más que en nuestro propio pensamiento, por ejemplo, sólo estamos confiando en algo aún más primitivo e incierto que nuestro propio pensamiento. La ”tradición" no es otra cosa que el pensamiento codificado de los seres humanos que vivieron en momentos en que la ignorancia era aún mayor que la nuestra.