La naturaleza nos enseña mas cosas de las que podemos transmitir a voluntad. Su luz penetra para siempre en el espíritu y olvidamos su presencia. El poeta o el orador criado en los bosques, cuyos sentidos se nutrieron año tras año, de su ecuánimes y apaciguadores cambios, sin que el se lo propusiera ni les prestara atención, no echara en saco roto esas enseñanzas cuando este en medio del estrépito de las ciudades o de los pleitos políticos. Mucho tiempo después sacudido entre la agitación y el terror de las asambleas nacionales reaparecerán ante el esas imágenes solemnes en su brillo matinal, como símbolos y palabras adecuadas para las ideas que los acontecimientos del momento han despertado.
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Enviada por Rebeca hace 8 años
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