Oyó que ella murmuraba algo, que el muchacho salía de la habitación, el tictac de un gran reloj de pared, el zumbido de una mosca, los ladridos de un perro, las campanas de una iglesia, una pandereta, el grito de un aguador. Un magma de sonidos que se alejaban para revelar el silencio, y detrás de éste pero no muy lejos, como envueltos por separado, el reloj, las voces, las campanas, el perro, el grito, el muchacho que volvía, el rumor de los latidos de su propio corazón y, luego, el silencio.
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Enviada por Susana hace 9 años
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