El afecto nos enseña primero a notar a las personas que “casualmente estaban ahí”, luego a soportarlas, después a sonreirles, más tarde a disfrutarlas y, finalmente a apreciarlas. ¿Hechas para nosotros? Gracias a Dios que no. Son ellas mismas, más singulares de lo que pudimos haber creído y mucho más valiosas de lo que sospechamos.
+5
Enviada por Olga hace 8 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de C.S. Lewis.