El egocentrismo es un proceso que castiga al que lo sufre. Así como la respetuosa preocupación por el objeto de nuestro amor nos da alas y fuerzas, la fijación egocéntrica en nuestro propio beneficio nos despoja de la fuerza y la confianza porque el egocentrismo nos deja a mered de un interminable “temor por nuestro pequeño Yo” que podría sufrir algún perjuicio y, al menos como posibilidad, está en constante riesgo de destrucción. Quien hace de sí el centro de todo no encuentra forma de escapar al temor por sí mismo.
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Enviada por David hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Tomás Melendo | Gabriel Martí.