"De ahora en adelante -dijo-, tú también serás partícipe del destino común de los judíos". Me explicó entonces que ese destino era "una persecución constante desde hacía milenios, que los judíos teníamos que aceptar con paciencia y resignación", puesto que Dios nos lo había impuesto por los pecados que habíamos cometido en tiempos pasados; así pues, sólo de Él podíamos esperar la gracia, mientras Él esperaba que en esos momentos difíciles nosotros, "acorde con nuestras fuerzas y capacidades", nos mantuviéramos firmes en el lugar que Él nos había designado
0
Enviada por Olga hace 8 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Imre Kertész..