Me di cuenta, sin embargo, que había también soldados alemanes, con gorros y solapas verdes, que los vigilaban y dirigían todo con gestos expresivos y decididos: su presencia llegó a tranquilizarme un poco, puesto que como iban tan bien vestidos y arreglados, eran los únicos en medio de todo aquel caos que inspiraban firmeza y tranquilidad.
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Enviada por Olga hace 8 años
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