Es posible controlar las expresiones faciales, y quizá un consumado mentiroso sea capaz de mantener contacto ocular con la persona que le escucha, pero los movimientos de las manos no son tan fáciles de controlar. Se ha descubierto que hay un gesto muy frecuente en todos los que intentan engañar. Es una especie de encogimiento de las manos, en el que éstas se giran para que las palmas queden expuestas. Se emplea en señal de desamparo. Es como si el mentiroso intentara hacerse con nuestra ayuda por su incapacidad de hacer creer la mentira por sí solo.
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Enviada por Francis hace 9 años
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