Se puso en pie, pero antes de irse quiso hacer una caricia a su hijo y alargó la mano, pero cuando ya casi le tocaba la cara, sombreada por una barbita desaliñada, detuvo la mano y la llevó al pelo, que apenas acarició tampoco. De aquellas cosas hacía tiempo que habían perdido la costumbre.
0

Enviada hace 10 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Paolo Giordano.