La desgracia es como la tiña. (…) y hasta puedes llegar a cuidarla como si fuese una hija enferma. La desgracia es un don amargo pero muy entrañable (…). Porque de ella estamos hechos y sin su contraste la felicidad es una excusa. Lo malo es cuando se nos convierte en una hija única. La desgracia, al fin, es el extremo de nuestra fragilidad.
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Enviada por Bárbara hace 9 años
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