Hable lo menos posible. Las palabras, por imperiosas y malsonantes que sean, son siempre una puerta abierta a los diletantes, y los más débiles se agarran a ellas como un náufrago al palo del mástil. El silencio, acompañado de gestos rotundos, marciales, tiene un efecto intimidatorio. Las relaciones entre humanos, no se olvide, siempre se establecen en términos de poder.
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Enviada por Miguel hace 9 años
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