Las cosas que más tiempo nos acompañan -nuestros grandes amores, nuestros grandes anhelos, nuestros inmensos fracasos- tienen siempre la edad de la juventud, porque amores, anhelos y fracasos comparten ese lugar donde la inconsciencia y la ambición se encuentran. Toda obra humana llamada a perdurar nace de ahí, del conflicto irresoluble entre lo deseado y lo posible, entre nuestro ideal y nuestras fuerzas; toda obra humana nace de la encrucijada donde dialogan nuestra sabiduría y nuestra ignorancia.
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Enviada por Ofelia hace 9 años
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