La gente se impacienta, los hombres han aprendido a acelerar el tiempo, toman el tiempo y lo aplastan, le ponen aceite a las ruedas del tiempo como si fuera un carro que pudiéramos hacer correr más rápidamente, forzar a los pétalos a que se exhiban antes de que les haya llegado su hora, la hora de su verdad.
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Enviada por Trieste hace 9 años