Dios sabe que no debemos avergonzarnos nunca de nuestras lágrimas, pues son lluvia que cae sobre el polvo cegador de la tierra que endurece nuestros corazones. Me sentí mejor que antes de haber llorado, más triste, más consciente de mi ingratitud, más manso.
+2
Enviada por Serena hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Charles Dickens.