El mundo exterior pasaba a segundo plano ante las demandas de los estómagos vacíos, y la vida venía a condensarse en dos ideas unidas: procurarse alimento y comer. ¡Comida! ¡Comida! ¿Por qué el estómago tenía la memoria más sensible que el cerebro?
--1
Enviada por Margarida hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Margareth Mitchell.