Empezó a vivir dos mundos: el suyo, el que le correspondía por nacimiento y matrimonio, que era el de una chica burguesa, y el de Lola, el de una costurera que quería acabar con el régimen burgués establecido y, en definitiva, con los privilegios de los que disfrutaba Amelia.
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Enviada por Urania hace 9 años
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