Pensaba que la vida es un misterio, que basta un segundo de plenitud para llenar toda una existencia de áridas rutinas. Antes creía que toda mi vida giraba exclusivamente en torno a la guerra de liberación de mi pobre pueblo traicionado, pero en aquellos atardeceres junto a Nadira llegué a la convicción de que nada, ni siquiera la victoria, podría igualar a la intensidad de los latidos de mi corazón junto a su incierta presencia. Eso debe de ser el amor, supongo.
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Enviada por Vilma hace 9 años
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