Hay que ver en lo que se ha convertido, en alguien que construye minuciosamente escenas imaginarias alrededor de la única mujer con quien ha compartido la habitación en mucho tiempo, una mujer a la que jamás habría deseado volver a ver. El destino o, más probable, una de sus coacciones, los ha metido allí dentro y ahora aguarda a extraer las consecuencias obvias. Pero al teniente no le gusta ese mecanicismo.
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Enviada por Yaiza hace 9 años
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