La ha mirado mucho, la mayor parte del tiempo. Se ha permitido fantasear sobre cómo haría el amor con ella, echados en el suelo de la garita, cómo le apretaría los muslos y le taparía la boca. Aunque también ha tenido pensamientos más tiernos en los que se besaban y se acariciaban las manos, y él le enseñaba la casa de Torremaggiore y comían juntos con su madre, que preparaba para la ocasión focaccia de patata.
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Enviada por Yaiza hace 9 años
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