Nos vemos colocados en este mundo, como en un gran teatro, donde las fuentes y causas de todo acontecimiento se nos ocultan por completo; tampoco tenemos sabiduría suficiente para prever, ni poder para prevenir esos males con que se nos amenaza constantemente.
Colgamos en suspensión perpetua entre la vida y la muerte, la salud y la enfermedad, la abundancia y la necesidad; las cuales son distribuidas entre la especie humana por causas secretas y desconocidas cuyo funcionamiento es a menudo inesperado, y siempre inexplicable.
Estas causas desconocidas, pues, se convierten en el objeto constante de nuestras esperanzas y nuestros temores.