María estaba acostumbrada a la palabra. Ésa era su arma de conquista. A través de ella aprendió ese juego particular de la asertividad, la ternura y la agresividad. El silencio la desconcertaba. The final Cut (canción de Pink Floyd) habló por ella. Se acurrucó en el asiento, sintió la maravillosa sensación de libertad que esa misma tarde había mirado en menos. Nadie le pediría una explicación por pasar la noche de un jueves en el mar. Tantos años había sido su madre, luego Vicente, luego Rodolfo. Cerró los ojos y se dejó ir con Pink Floyd.
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Enviada por Vilma hace 9 años
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