Ninguna vida es transparente, Ana. Toda mujer tiene algún secreto, por pequeño que sea. Pero todas, alguno han de tener. (…) Yo he sido depositaria de una gran cantidad de secretos. Será que mi vida parece más abierta que otras, mi moral menos rígida, y allí puede caber cualquier aberración. La gente a mi alrededor sabe que ésta no me dañará y, a la vez, mi reacción no dañará a la otra. Y es cierto. Tengo espacio en el corazón para todo lo marginal e ilegítimo. Ello no me amedrenta. Y lo curioso es lo poco secreta que soy yo. Todo lo mío es terriblemente público. Como si ello le quitara la posible oscuridad a las vivencias. Lo oscuro no me gusta, Ana.
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Enviada por Vilma hace 9 años
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