Creer que las palabras pueden reflejar, y aun explicar, el misterio infinito del sexo es como creer que leyendo las oscuras notas de un papel se puede entender una partitura de Bach, o que estudiando composición o color se puede entender un autorretrato de Rembrandt. El sexo, como el arte, puede desconcertar el alma, puede triturar un corazón en un mortero. El sexo, como la literatura, puede hacer que otro se cuele en el interior de nuestros muros, aunque solo sea un momento, un breve instante antes de que volvamos a amurallarnos. ¿Quién puede explicar un poder tan aterrador?
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Enviada por Berta hace 9 años
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