En las calles se veía la indigencia de las pobres y humildes gentes de Sevilla: los niños descamisados y descalzos bajo el frío, las abuelas vendedoras de huevos fritos que se resguardaban en las esquinas, los pícaros hambrientos comidos a su vez por las pulgas, los padres sin trabajo ni pan para sus hijos que caminaban sin rumbo enseñando los dedos a través del cuero roto de las botas... Esa era la España real, la verdadera, la que no recibía ni un maravedí de las inmensas riquezas del nuevo mundo.
Esta cita del libro Venganza en Sevilla de Matilde Asensi la encontrarás en Página 144
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Enviada por Bárbara hace 9 años
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