Se abrazarán, ligeramente emocionados. Ese día, por fin, habrán olvidado el olor de la intimidad y el odio. Ya no recordarán nada de ese cuerpo que está delante de ellos. Habrán establecido nuevas intimidades, nuevas rabias. Pasarán el uno al otro afablemente como carne limpiada a fondo por la tragedia del amor. Ya sin tensiones, ya sin roces, ya sin sacudidas dolorosas.
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Enviada por Baldomero hace 9 años
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