La cocina estaba llena de cáscaras de naranja…, ella observaba aquel follón, aquel cansancio. Diez años antes habrían hecho el amor en medio de aquel cementerio de naranjas, y ella se habría reído y estremecido después, con esos suspiros altos y totales, en los que el pecho agoniza y recoge el mejor aire, ese por el que merecía la pena haber aprendido a respirar recién nacida.
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Enviada por Nadir hace 9 años
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