En cierto modo, le agradaba tener una marca de Robbie. Hacía más tolerable el tiempo que pasaba sin verlo. Era un recordatorio privado de que él realmente existía, de que ambos realmente existían. En su mundo secreto. A veces miraba esa marca en el espejo, como una flamante esposa mira repetidamente se anillo de boda. Le recordaba quién era. Sabía que, si se lo contaba, él se quedaría horrorizado.
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Enviada por Julio hace 9 años
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