La bulla, los sonidos, se habían convertido en una droga para mí pues así me anestesiaba, así me mantenía ajeno a lo que sucedía en mi interior porque me daba miedo ver qué cosas feas iba a descubrir. Pero después que regresé de la India, comencé a buscar lo opuesto. Quería silencio. Necesitaba silencio. Todas las mañanas me tomaba entre treinta y cinco minutos y una hora para hacer yoga y meditar, y hacía lo mismo al atardecer. Esos momentos se volvieron una parte sagrada de mi día y el saber que los tenía me ayudaba a sentir mucha más calma cuando estaba en medio de la locura. Me enseñaron a enfrentarme a mí mismo para derrumbar, uno a uno, los miedos que me hacían huirle a mi propia verdad.
0
Enviada por Ulfrida hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Ricky Martin.