Esa noche, la noche de nuestro primer día de vuelta al mundo, el mundo del que habíamos sido expulsados, cerramos todas las puertas y ventanas (…) Cambiaríamos nuestros nombres para que se parecieran a los suyos. Y si nuestra madre nos llamaba en mitad de la calle con nuestros verdaderos nombres, daríamos la vuelta y fingiríamos no conocerla. ¡Jamás nos confundirían de nuevo con el enemigo!
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Enviada por RIcardo hace 9 años
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