Los que estamos aquí en esta habitación no tenemos propiedades privadas. Quizá uno o dos de nosotros sea propietario de la casa en que vive, o haya podido ahorrar un par de dólares…, pero no poseemos nada que no contribuya directamente a mantenernos vivos. Todo lo que poseemos es nuestro cuerpo. Y vendemos nuestro cuerpo cada día. Lo vendemos cuando vamos por la mañana a trabajar y cuando trabajamos todo el día. Nos vemos obligados a venderlo a cualquier precio, en cualquier momento, para cualquier fin. Nos vemos obligados a vender nuestro cuerpo para poder comer y vivir. Y el precio que nos pagan es sólo suficiente para permitirnos conservar la fuerza y así trabajar más tiempo en beneficio de ellos. Hoy no nos ponen en las plataformas y nos venden en la plaza del palacio de justicia. Pero nos vemos obligados a vender nuestra fuerza, nuestro tiempo, nuestra alma durante cada hora de nuestra vida. Nos hemos liberado de una clase de esclavitud sólo para caer en otra. ¿Es esto libertad? ¿Somos ya hombres libres?
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Enviada por Higinio hace 9 años
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