Mick frunció el ceño y se frotó la frente con los puños. Las cosas eran así. Era como si estuviera enfadada continuamente. No como se enfadan los niños, de modo que pronto se les pasa…, sino de manera diferente. Sólo que no había motivo para el enfado. Excepto por la tienda. Pero ellos no le habían pedido que tomara el empleo. Así que no había razón de enfadarse con ellos. Era como si la hubieran engañado. Sólo que nadie la había engañado. Así que no podía echarle las culpas a nadie. Sin embargo, no podía quietarse de encima esta impresión. Engañada.
0
Enviada por Higinio hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Carson McCullers.