Sé que son placeres solitarios, porque las emociones que nos producen no sabemos transmitirlas como las sentimos, pero no sé hacerlo de otra manera, no sé pedir ayuda cunado la necesito. Por eso aún no le he dicho a nadie, a ninguno de mis amigos, que has muerto y me duele todo. No sé pedir consuelo. Creo que las cosas buenas se dan sin pedirlas, suceden, como el ronroneo de un gato, o el perdón.
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Enviada por Ventura hace 9 años
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