Era un sonido extrañamente átono y sin emoción, y parecía que no iba a terminar nunca. Quería consolarla, quería calmarla pero no sabía qué decir. Así que se quedó escuchando y después de un rato se dio cuenta de que nunca habío oído a Edith llorar.
+1
Enviada por Berta hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de John Williams.