Mario Menkell no ignoraba que al otro lado de la puerta, sólo a unos cuantos pasos de su sala de estar, había un mundo distinto que le era ajeno. Un mundo poblado por seres diferentes, que se buscaban los unos a los otros, que se emparejaban, que se agrupaban, que compartían la felicidad y la desdicha, las decepciones, los anhelos, las frustraciones, las expectativas cumplidas o no. La vida, en fin.
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Enviada por Higinio hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de La importancia de las cosas – Marta Rivera de la Cruz.