Ella ladeó la cabeza y lo miró sonriendo. No le dijo lo que pensaba: que a los veinte años el mundo puede venirse abajo por las cosas más absurdas, que la tristeza, y la desesperanza y la angustia no duran eternamente, que todo se supera y que, visto con la distancia de la edad, aquello que nos destrozó el corazón se vuelve pequeño y estúpido, a veces hasta mezquino.
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Enviada por Higinio hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de La importancia de las cosas – Marta Rivera de la Cruz.