Nunca se ha fundado una religión, nunca se ha escrito un buen libro, nunca se ha pintado un buen cuadro, nunca se ha compuesto un buen poema, nunca se ha desarrollado un buen invento, sin haberse adentrado, interiormente hasta cierto punto y concentrado allí en la tarea entre manos. Aunque no esté uno consciente de lo que quiere lograr exactamente, obtiene resultados por medio de la concentración. Esto es lo más grandioso del proceso: la concentración perfecta, llegar a olvidarse del mundo exterior de los sentidos y centrar la atención sobre aquello que hay que encontrar dentro del hombre. Ésta es la manera de alcanzar el objetivo, con independencia del campo de actuación.
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Enviada por Jaume hace 9 años
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