Volví a pie con Fuong al departamento; ya no me interesaba la dignidad. La muerte destruye la vanidad; hasta la vanidad del amante engañado que debe disimular su dolor. Fuong no se daba cuenta todavía de lo que pasaba, y yo no poseía la técnica necesaria para decírselo lenta y delicadamente. Yo era un corresponsal: pensaba en forma de titulares periodísticos. «Funcionario norteamericano asesinado en Saigón.» Cuando uno trabaja en un diario, no aprende a dar las malas noticias como deben darse..
0
Enviada por Gerard hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Graham Greene.