Ese joven con largo pelo castaño rojizo y rostro descarado no era realmente un poeta; pero, sin duda alguna, era un poema. Aquel anciano caballero con su barba blanca indomable y su indomable sombrero blanco, sí, ese venerable farsante no era realmente un filósofo, pero al menos daba ocasión de filosofar a otras personas. El caballero científico de cabeza calva en forma de huevo, con un descarnado cuello de pájaro, no tenía derecho en realidad al presuntuoso aire científico que asumía. No había descubierto nada nuevo en biología; pero ¿qué criatura biológica podría haber descubierto más original que él mismo?
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Enviada por Joana hace 9 años
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