¿Y tú, no te has mirado nunca? [....] ¿Tienes derecho, Gertrudis, a perseguirme con tu presencia? ¿Es justo que me reproches y estés llenando la casa con tu persona, con el fuego de tus ojos, con el son de tu voz, con el imán de tu cuerpo [....]?
Gertrudis toda encendida, bajaba la cabeza y se callaba, mientras le tocaba a rebato el corazón.
0
Enviada por Dina hace 9 años
No se ha encontrado imágenes sobre esta frase de Miguel de Unamuno.