¡Cómo me lamenté de haber perdido tres años vagando cuando salí de la preparatoria! Un joven nunca valora el tiempo que malgasta al dejar el estudio por amigos y fiestas, pero la vida es como un enorme restaurante de autoservicio en el que tenemos absoluta libertad para tomar lo que nos plazca y comerlo: todo, se va anotando en nuestra cuenta y tarde o temprano, tendremos que pagarlo... a un precio muy alto.
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Enviada por Carla hace 9 años
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