¡Cuán grosero y falso es el que dice: «He preferido comportarme honradamente contigo»! ¿Qué haces, hombre? No debe decirse de antemano eso. Ya se pondrá en evidencia. En tu rostro debe quedar grabado. Al punto tu voz emite tal sonido, al instante se refleja en tus ojos, al igual que en la mirada de sus amantes de inmediato todo lo descubre el enamorado. En suma, así debe ser el hombre sencillo y bueno; como el hombre que huele a macho cabrío, a fin de que el que lo encuentra, a la vez que se acerca, lo perciba, tanto si quiere como si no quiere. Pero la afectación de la simplicidad es un arma de doble filo. Nada es más abominable que la amistad del lobo. Por encima de todo evita eso. El hombre bueno, sencillo y benévolo tiene estas cualidades en los ojos y no se le ocultan.
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Enviada por Bernard hace 9 años
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