Los humanos nacen con una susceptibilidad hacia el más persistente y debilitador mal del intelecto: el autoengaño. El mejor de todos los mundos posibles y el peor obtienen su espectacular colaboración en ello. Por todo lo que podemos determinar, no existe ninguna inmunidad natural. Se requiere una constante alerta
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Enviada por Baldomero hace 9 años
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