St. James se apartó de la ventana y caminó hacia una estantería. Eligió un volumen al azar, lo bajó y lo abrió también al azar. «Ojalá supieras que has sido el último sueño de mi alma. A pesar de mi degradación, me he sentido menos degradado porque verte con tu padre y ver esta casa convertida por ti en un hogar, ha agitado viejas sombras…», leyó. Santo Dios. Cerró el libro con brusquedad. Historia de dos ciudades. Fantástico, pensó con ironía.
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Enviada por Higinio hace 9 años
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