El mar es la gran reserva de la naturaleza. El mundo, por así decirlo, comenzó en el mar, y quién sabe si no terminará en él. En él está la tranquilidad suprema. El mar no pertenece a los déspotas. En su superficie, aún pueden ejercer sus inicuos derechos, pelearse, devorarse y transportar todos los horrores terrestres, pero a treinta pies de profundidad, su poder cesa, su influencia se extingue y su imperio desaparece. ¡Ah, señor, viva usted en el seno de los mares! ¡Solo ahí existe la independencia! ¡Ahí no reconozco señor alguno! ¡Allí soy libre!
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Enviada por Bernardo hace 9 años
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