Por alguna razón, cuando uno se sienta en el sillón de un despacho, al otro lado de la mesa o en el asiento del conductor de autobús, o cuando sencillamente se prueba uno la gorra de un policía o sujeta el cuchillo de un carnicero, se siente por un segundo como si fuera esa persona, como si pudiera ser ese otro durante toda una vida. Así es como me siento, sentado en la cama, pensado qué clase de vida es ésta. Cuando el viejo sale del baño, la cama, la habitación, todo vuelve alrededor, vuelve a ser suyo.
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Enviada por Eric hace 9 años
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